Plaza Flores – Plaza Miserere – Plaza Flores
Era un sábado con muy buen tiempo, con el cielo despejado
y el aire casi puro por el escaso tránsito de esa tarde. Andaba por la calle Ramón Falcón a la altura de la plaza Flores, cuando de pronto escucho atrás del coche un grito :
¡ eh, taxi! Y no alcancé a ver quien llamaba cuando me abren la puerta de atrás y entra una mujer joven a los empujones que le daba un tipo de unos treinta años, que me
dice: ¡ a plaza Miserere ¡. Busco cruzar el paso a nivel del Sarmiento y al llegar a la av Avellaneda enfilo para el centro para llegar cuanto antes porque la cosa se estaba poniendo fulera. El hombre le pegaba, la insultaba y le recriminaba: ¡ que era una inútil ¡, ¡ que la hora que era, y ella sólo con treinta pesos ¡, ¡ que se creía! ¡ te voy a matar antes que el sida me mate! ¡ que era la peor!. Y ella lloraba, gritaba y en eso decía ¡ guardá eso, mira si se te escapa un tiro! ¡me querés matar. Por primera vez me doy vuelta para mirar justo cuando el tipejo le pega en la cabeza con la culata del bufoso. ¡ahora sí se pudrío todo , pensaba yo, falta que me afane y cartón lleno. La mina me pide que pare porque estaba lastimada y yo le digo: ¡nena, ni en pedo, el dijo a plaza Miserere y allá vamos ¡ Yo no tenía duda de quién tenía el mando. Llego a destino, se bajan y el tipo se vuelve y me dá treinta pesos por la ventanilla, preparo el vuelto y me dice: está bien jefe. ¡Puf ¡ respiro hondo, me tranquilizo y dando vuelta la plaza , bajo por Rivadavia , ahí nomás, del templo del pastor Jiménez me para una familia. Van subiendo al coche y todos saludan muy educadamente. El hombre de traje, camisa y corbata, el nene con trajecito, camisa y corbatita. La señora y la nena vestidas iguales. Todos bañados, limpitos y perfumados. El hombre me dice: vió que dejamos pasar el coche que va adelante y tomamos el suyo. No, le contesto. El coche de adelante estaba sucio, y éste está limpio, brilla y huele bien, es agradable viajar en un coche limpio, habla bien del conductor, del respeto a los demás, del amor al prójimo. Sr, le digo: no me dijo a donde van: ¡ah, perdón! A la calle Ramón Falcón, frente a la plaza Flores
viernes, 31 de agosto de 2007
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