Fin de semana en la feria
Sábado, medio día con tiempo realmente agradable, el cielo totalmente
despejado y mucha gente en la calle disfrutando del sol, paseando en
familia . Estaba acomodando mis trabajos sobre la mesa y charlaba con
mi amiga, la del puesto de la izquierda que ya tenía sus artesanías
ordenadas y cebaba los primeros mates de la larga tarde que teníamos por delante. El puesto de mi derecha era para artesanos visitantes a la
feria, así , cada fin de semana conocíamos a alguien distinto. Ese día
llegó un hombre de unos cincuenta años, menudo, delgado, calvo. De ojos hundidos y mirada dura. Con tatuajes donde lo mires: rostro de Jesús y el nombre María en los brazos, cruces en las manos y hasta en la frente tenía una corona con espinas. Saca de su mochila cacharros de todo tipo muy bien hechos, era un buen ceramista. Todo seguía tranquilo hasta que ve en mi puesto una talla en madera que reproducía un macho cabrío sentado, con el tridente sostenido en su mano izquierda, yo lo había hecho tal cual Goya lo pintó en su cuadro ¨Aquelarre¨ donde está el macho cabrío sentado de frente y rodeado de las brujas que le rendían honores. Y éste hombre se puso furioso, me increpó de mal modo, diciéndome: porqué había hecho tal cosa , que estaba insultando a la gente que pasaba, que era el demonio mismo, que era un objeto satánico y cuantas cosas mas. Me pareció un acto patético y le pedí que se tranquilizara, que no era así para nada. Que sólo era un objeto artístico, donde sólo se pretendió realzar la elegancia de la pose y que el hecho de ser un macho cabrío no significaba nada, no tenía connotaciones morales ni religiosas. Y que de última la figura del diablo solo era un símbolo, usado por muchos
para no hacerse cargo de que la maldad sólo existe en la naturaleza humana. Bueno, después de esto no me habló más. Al día siguiente aprovechó que me había alejado un momento y según mi vecina este hombre destapa una botella y desparrama sobre mi puesto el contenido, supuestamente, agua bendita. Promediando la tarde se acerca un señor alto, vestido de negro, acompañado de una niña rubia hermosa llena de rulos y me pide permiso para levantar la escultura a la altura de sus ojos y la gira mientras la observa. Y dice: ¡Bellísimo¡ es igual al pintado por Goya en su cuadro ¨El Aquelarre¨ Hace poco visité el museo del Prado y quedé encantado con este personaje. ¿lo hizo ud? ¡ lo felicito ¡ ¿Cuál es el precio? . Lo llevo. Se lo estaba envolviendo para que se lo lleve, cuando veo a mi vecino con el rostro enrojecido que estaba guardando todas sus cosas y se fue sin saludar..
……faltaban todavía las mejores horas de ventas….
viernes, 31 de agosto de 2007
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